Flaco, barba corta y rala, ojos hundidos y nariz grande. Si es sesgada la luz, mi cara será un alto contraste.
¿El pelo? Por lo general largo, tapando grandes entradas. Es más mi envergadura de brazos abiertos, que mis uno ochenta y algo de altura, y tengo, creo, una digestión privilegiada. 70 kilos, a veces menos, sibarita y diletante; busco placeres en la cocina, en la guitarra, el canto, la poesía, la cama y en las miradas y palabras de ciertas conversaciones.
Mi ego es grande, enorme, tiene voz potente y es un hijo de puta, pero no le esquivo la mirada ni tapo mis oídos ante sus estertores. La luz del día, y de ciertas miradas, lo apacigua.
No puedes destruirlo...
¿Respiraste? Te seguirá toda la vida.
Más vale conocerlo.
puto ego.
ResponderEliminartu si puedes destruirlo
pero no quieres.
sería todo tan distinto.
Si tu pudieras destruir el tuyo también... no estarías haciendo lo que estás
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