Mi pelo tieso como juncos o pelaje de castor. Son las flores ralas y umbrotrópicas de nuestro amor, brotando briosas, tiernamente anegadas por aquel estanque de aromas. Ese que yace escondido. Saludable.
Quien se me acerque y respire mi cabello, tal vez encuentre reminiscencias de su propio animal y desee, como yo deseo, amar desde su bestia y entregarse con fe y despojo a los designios del Demiurgo.
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