qué delgada
la línea que separa
mis alegrías de mis muertes
todas esas cosas frágiles
impresionantes
llena de luz y dolor
que construyen mi felicidad
están allí
y sin embargo
yo siento tan inminente
la llegada de la muerte
juego a las escondidas
y tras mi rostro y manos trabajadoras
anhelo e imagino
su descanso sin mentiras
la ternura silenciosa
de mi carne desapareciendo
la mirada llena de candor
de mis huesos sonrientes
la feraz bondad
de mi pudrición
mis huesos
allí desnudos
mis cándidos huesos